Contexto social
El ascenso de
la burguesía como clase social, las ideas del Humanismo (incluyendo la
revalorización de las artes como puro disfrute personal) y el invento de la
imprenta produjeron una extraordinaria y nueva difusión de la música culta.
Esta pasó de ser un privilegio sólo al alcance de la nobleza y el alto clero, y
ejecutada exclusivamente por profesionales, a ocupar también un lugar en el
ocio de las clases medias, que consumían la amplia literatura musical profana
publicada en toda Europa para uso casero de aficionados: canciones polifónicas
en Francia, libros de vihuela y villancicos en España, madrigales en Italia e
Inglaterra... Tocar un instrumento musical pasó a ser un refinado pasatiempo de
las clases altas.
La música del Renacimiento o música renacentista
Es la música
clásica europea escrita durante el Renacimiento, entre los años 1400 y 1600,
aproximadamente. Las características estilísticas que definen la música renacentista
son su textura polifónica, que sigue las leyes del contrapunto, y está regida
por el sistema modal heredado del canto gregoriano. Entre sus formas musicales
más difundidas se encuentran la misa y el motete en el género religioso, el
madrigal, el villancico y la chanson en el género profano, y las danzas, el
ricercare y la canzona en la música instrumental. Entre los compositores más
destacados de este periodo se hallan Josquin Desprez, Palestrina, Orlando di
Lasso y Tomás Luis de Victoria.
Estilo
La música renacentista se
caracteriza por:
-
una suave sonoridad que deriva de la aceptación de
la tercera como intervalo armónico consonante (uniéndose en esta categoría
a quintas y octavas, ya admitidas en la Edad Media ).
-
progresivo aumento del número de voces, todas de
igual importancia y regidas por las reglas del contrapunto: independencia de las voces, preparación y
resolución de las disonancias, uso de terceras y sextas paralelas, exclusión de
las quintas y octavas paralelas, etc.
-
El prototipo de obra musical renacentista es una pieza
vocal de textura polifónica, frecuentemente imitativa, escrita para entre
tres y seis voces de carácter cantabile; cada línea melódica o voz podía
ser interpretada indistintamente con voces reales o con instrumentos. Si bien
el rango de cada línea supera apenas la octava, la extensión general del
conjunto rebasa ampliamente las dos octavas, evitándose el cruce entre las
voces.
-
El sistema melódico utilizado siguió siendo el de
los ocho modos gregorianos; las características modales (opuestas a las
tonales) de la música del Renacimiento comenzaron a agotarse hacia el final del
período con el uso creciente de intervalos de quinta como movimiento entre
fundamentales, característica definitoria de la tonalidad.
Géneros y formas
Música religiosa
Durante este
período la música religiosa tuvo una creciente difusión, debida a la exitosa
novedad de la impresión musical, que permitió la expansión de un estilo
internacional común en toda Europa (e incluso en las colonias españolas en
América). Las formas litúrgicas más importantes durante el Renacimiento fueron
la misa y el motete.
La misa cubría el ciclo del
ordinario (Kyrie, Gloria, Credo, Sanctus-Benedictus y Agnus Dei) y se le solía
dotar de unidad al basarse en material preexistente. Para ello se seguían dos
procedimientos de composición principales:
Misa de cantus firmus:
el autor toma una melodía preexistente, bien procedente del canto llano o bien
de alguna canción profana, o incluso popular, y la sitúa en una de las voces,
habitualmente la llamada Tenor. Las otras voces son creadas ex novo,
completando una textura generalmente a cuatro voces, y son llamadas Cantus o
Superius, Contratenor Altus (luego Altus) y Contratenor Bassus (luego Bassus).
Misa parodia o de imitación:
el compositor toma un motete o una canción polifónica anterior (propio o de
otro autor), este ya de tipo polifónico, y utiliza el material melódico y
armónico: motivos de imitación, cadencias típicas o a veces incluso fragmentos
completos, pero reelaborando el material, añadiendo motivos y a veces voces
nuevas, y siempre, naturalmente, cambiando el texto. Este es el procedimiento
habitual en el siglo XVI,
El motete renacentista.
-
Era una pieza polifónica de texto sacro y en latín.
-
continua textura
imitativa de voces de igual importancia (en número cada vez mayor: cuatro en el
siglo XV, cinco o seis a finales del XVI), con frases musicales imbricadas y
nuevos motivos para cada frase textual.
-
el autor generalmente creaba material puramente
original, sin tomar préstamos ajenos como en la misa.
-
en el siglo XVI se desarrollan amplios motetes
bipartitos y, en la escuela veneciana, los policorales, para ocho o incluso
doce voces.
Música vocal profana
Un gran número de impresos y
cancioneros manuscritos nos han hecho llegar el amplísimo repertorio polifónico
profano renacentista. Aquí sí es posible reconocer formas peculiares de cada
país:
- En Italia, la villanella, la frottola y el madrigal.
- En España, el romance, la
ensalada y el villancico.
- En Francia, una vez superadas las
formas fijas medievales aún vigentes en la escuela borgoñona (rondeau, virelay,
ballade) se creó la peculiar chanson polifónica parisina.
- En Inglaterra se imitó el estilo
madrigalístico italiano, apareciendo hacia 1600 la canción con laúd isabelina.
Hacia el final del período aparecen los primeros antecedentes dramáticos de la ópera tales como la monodia, la comedia madrigal y el intermedio.
Música instrumental
De modo
paralelo a la extensión del rango vocal de la polifonía, los instrumentos
ampliaron su tesitura creándose familias completas de cada modelo; cada tamaño
era nombrado con el nombre de la voz equivalente: así, por ejemplo, se crean
flautas de pico soprano, alto, tenor y bajos de varias tallas, y un proceso
semejante siguen instrumentos de cuerda como las violas da gamba, de metal como
los sacabuches o de madera como las chirimías.
Los instrumentos participaban
junto con las voces en la ejecución de la música polifónica. Además, mucha
música polifónica se ejecutaba de forma puramente instrumental, fuera en conjuntos
homogéneos (llamados consorts), en grupos que combinaban instrumentos de
diversas familias o sobre instrumentos propiamente polifónicos, como el órgano,
el virginal, el arpa, el laúd o, en España, la vihuela.
Eran
habituales los conjuntos domésticos de instrumentistas aficionados.
Frecuentemente esos músicos amateur (e incluso muchos profesionales) eran
incapaces de leer la notación musical convencional, por lo que la música
instrumental solía escribirse en un sistema de escritura peculiar para cada
instrumento, llamado tablatura: hay así tablaturas renacentistas específicas
para tecla, laúd, arpa, vihuela, etc. El laúd se convirtió pronto en el
instrumento doméstico solista más popular en Europa. De diversos tamaños y
forma de pera, se fabricaba con gran diversidad de materiales, tratados con
extrema exquisitez artesanal. La vihuela de mano fue su equivalente español.
Las principales formas instrumentales de la época fueron:
Formas derivadas de modelos vocales: al tocar habitualmente
los instrumentistas piezas vocales, compusieron formas similares, si bien sin
texto: del motete derivaron piezas polifónicas imitativas, llamadas ricercare,
fantasía o tiento, mientras que de la chanson derivó la canzona, generalmente
más viva y más dividida en secciones que los anteriores.
Danzas: una de las funciones tradicionales de los
instrumentistas era, naturalmente, el acompañamiento de la danza. Solían estar
escritas a cuatro voces, en una sencilla textura homofónica. Hay abundantes
ejemplos de danzas de todo tempo y compás, como la bajadanza, la pavana, la
gallarda, la alemanda o la courante.
Formas improvisatorias: los músicos anotaban a veces sus
improvisaciones más logradas. Podía tratarse bien de puras improvisaciones para
un instrumento polifónico (toccata, preludio, de nuevo tiento), bien de
variaciones melódicas ornamentales sobre una o varias voces de un modelo vocal
preexistente (recercada, disminuciones) o bien de largas series de variaciones
sobre un basso ostinato muy conocido, como la romanesca, el Conde Claros, el
passamezzo antiguo o el passamezzo moderno.
Teoría y notación
- Las composiciones del Renacimiento estaban escritas
únicamente en partichelas; las partituras generales eran muy raras, y las
barras de compás no se usaban.
- Las figuras eran generalmente más largas que las usadas
en nuestros días; la unidad de pulso era la semibreve, o redonda. Como ocurría
desde el Ars Nova cada breve (cuadrada) podía equivaler a dos o tres semibreves.
- Estas diferentes permutaciones se denominan tempus
perfecto/imperfecto según la relación de breve-semibreve y prolación perfecta/imperfecta
en el caso de la relación semibreve-mínima, existiendo todas las combinaciones
posibles entre uno y otro. La relación tres-uno se llamó perfecta y la dos-uno
imperfecta.
- Las figuras con la cabeza negra (como las negras) eran
menos habituales. Este desarrollo de la notación mensural blanca es el resultado
de la popularización del uso (sustituyendo al pergamino) del papel, más débil y
que no permitía el rasgado de la pluma para rellenar las notas. La notación de
la época precedente, escrita en pergamino, era negra. Otros colores, y más
tarde, el relleno de las notas (ennegrecimiento) fueron usados para indicar
imperfecciones o alteraciones, etc.
Historia y evolución
Los dos siglos abarcados por el
estilo renacentista suelen ser históricamente divididos en cinco generaciones
de compositores.
Primera generación: las escuelas inglesa y borgoñona (1410-1450)
La influencia
del nuevo estilo inglés (John Dunstable, Leonel Power), basado en el uso de
terceras y sextas como consonancias (practicadas de forma improvisada y
sistemática en el fauxbourdon), hizo que fueran desapareciendo los rasgos de la
música medieval tardía, tales como la isorritmia y la sincopación extrema,
resultando un estilo más límpido y fluido. Si bien se perdió complejidad
rítmica, se ganó en vitalidad rítmica y el empuje armónico cadencial se
convirtió en un aspecto importante hacia mediados del siglo.
Es en esta
época cuando fueron gradualmente establecidas las reglas del contrapunto
académico, aún hoy de algún modo vigentes en la enseñanza escolástica, tales
como la prohibición de quintas y octavas paralelas. Los más notables autores de
este tiempo estuvieron en la órbita del ducado de Borgoña (que incluía también
tierras de las actuales Holanda, Bélgica y el norte de Francia), como Guillaume
Dufay y Gilles Binchois.
Guillaume Dufay: Missa l'Homme Armé 1. Kyrie
La segunda generación franco-flamenca (1450-1480)
En la
generación de Antoine Busnois y Johannes Ockeghem se afianzaron las nuevas
reglas del contrapunto, consolidándose la polifonía imitativa en un estilo
erudito de frases larguísimas y sofisticadas. Se usaron extensamente las
técnicas del canon, convencional o mensural.
Johannes Ockeghem - Missa Prolationum - Kyrie
La tercera generación franco-flamenca: el estilo internacional (1480-1520)
Todavía en
torno a 1500 los mejores compositores surgen de las actuales Bélgica y norte de
Francia. Aparece así uno de los mayores genios de la historia musical, Josquin
des Prez, su estilo claro, limpio y elegante se convierte en modelo de estilo
polifónico para toda Europa:
- cadencias
claras y frecuentes,
- secciones a
dos o tres voces,
- pasajes
homofónicos que subrayan el texto,
- líneas
melódicas equilibradas y de apariencia sencilla.
Gracias a su
enorme influencia y a la imprenta se consolidará un estilo internacional común
en Alemania, Italia, España, Francia e Inglaterra.
Durante las
décadas de inicio del siglo XVI la convención musical de un tactus (pensemos en
el moderno compás) de dos semibreves=una breve comenzó a ser tan común como el
de tres semibreves=una breve, como había sido habitual hasta entonces.
Josquin: Missa Pange Lingua
La cuarta generación (1520-1550)
Entrado ya el
siglo XVI el estilo internacional (fuertemente influenciado por Josquin) se
impone en la música religiosa, si bien autores como el español Cristóbal de
Morales o Nicolas Gombert tienden a aumentar el número de voces (típicamente
cinco), homogeneizar la textura, alargar frases y ocultar las cadencias,
volviéndose de algún modo así a las maneras más complejas y refinadas de
Ockeghem.
Es en esta época cuando se
consolidan los estilos locales de la música profana: aparecen el nuevo madrigal
italiano y la chanson parisina (con frecuencia homofónica, y muchas veces
onomatopéyica y humorística). En España se publican libros para vihuela que
incluyen canciones para voz con acompañamiento.
Luis de Narvaez - Guardame las vacas
La quinta generación (1550-1600)
Teniendo
entonces el oficio de músico (cantor, maestro de capilla, organista,
ministril...) una gran dependencia de la Iglesia , la convulsión provocada por la
Reforma
protestante y la
Contrarreforma afectó de lleno al estilo musical.
Pasado el peligro de supresión de la polifonía (que sí se ejecutó entre algunos
reformistas radicales), el concilio de Trento desalentó la excesiva complejidad
por impedir la comprensión del texto, fomentando la homofonía y en general la
claridad. Giovanni Pierluigi da
Palestrina vino a cultivar un fluido estilo de contrapunto libre en una
densa y rica textura en la cual las disonancias eran seguidas por consonancias
en cada pulso, y los retardos eran muy habituales. Este estilo quedó fijado
como modelo para la música religiosa de su tiempo.
Coetáneos de Palestrina fueron algunos de los
polifonistas más reconocidos por la posteridad: Orlando di Lasso, Tomás Luis de
Victoria y William Byrd.
Palestrina - Jesu, rex admirabilis
William Byrd's Pavana Lachrymae
La disolución del estilo renacentista
Diversas
razones, algunas de origen puramente musical y otras ideológicas (las reformas
religiosas, el intento de recreación del teatro griego por los humanistas en la
ópera) causaron las progresiva descomposición del estilo musical típico del
Renacimiento: la policoralidad, el estilo concertante, la creación de la
monodia y la consiguiente aparición del bajo continuo disolvieron la textura
polifónica, mientras el cromatismo extremo y las tendencias tonales (como las
quintas como movimiento entre fundamentales) rompían el sistema modal
diatónico.
La policoralidad
En Venecia,
desde 1534 hasta aproximadamente 1600, se desarrolló el impresionante estilo
policoral, que dio a Europa algunas de las más espléndidas composiciones
musicales de aquellos tiempos, con los múltiples coros de cantantes, metales y
cuerdas en diferentes espacios de la Basílica de San Marcos de Venecia.
La monodia acompañada
Más comúnmente
llamada hoy melodía acompañada, se creó en Florencia, donde hubo un intento de
revivir el drama y el estilo musical de la antigua Grecia mediante la monodia,
un canto declamado sobre un acompañamiento instrumental simple.
El manierismo
A finales del
siglo XVI, acabando el Renacimiento, se desarrolló un estilo manierista
radical. En música profana, especialmente en el madrigal, había una tendencia
hacia la complejidad y hacia el cromatismo extremo. Además, en muchos
compositores se observa una división en sus propios trabajos entre la primera
práctica (observancia de las reglas estrictas del contrapunto) y segunda
práctica (música del nuevo estilo) durante la primera parte del siglo XVII.
Carlo Gesualdo - Moro, lasso, al mio duolo
Tendencias conservadoras
Es esta época
tardorrenacentista la que ve nacer la llamada Escuela Romana. Muchos de sus
compositores tenían una conexión directa con el Vaticano y con la capilla
papal, aunque trabajaron en otras iglesias; los compositores romanos eran
estilísticamente más conservadores que los de la Escuela Veneciana.
El origen de la Escuela
Romana fue Giovanni Pierluigi da Palestrina, cuyo nombre ha
sido asociado por más de 400 años con la tranquila, clara y perfecta polifonía.
El breve pero intenso
florecimiento del madrigal en Inglaterra es conocido como la Escuela Madrigalística
Inglesa. Los madrigales ingleses eran a cappella, predominantemente ligeros en
estilo.
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